martes, 14 de agosto de 2012

14.

Si los espejos del salón no están rotos lo estoy yo.




Mientras tú y yo, la noche eterna sin fin.

B de "Bonito, cómo te echo de menos".


miércoles, 15 de febrero de 2012

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(...) En ese momento no habló mi cabeza, yo no era capaz de pensar, así que me dije: "corazón, haz lo que quieras, de tí depende"... y empezó. Y hasta ahora.

SC

sábado, 5 de noviembre de 2011

50

Lo mejor hubiese sido dejarlo para ayer.
El sol amaneció y, antes de haberse ocultado, un millón de sensaciones le habían asaltado. Era extraño, hacía tiempo que no tenia una necesidad tan tajante de algo de calor. Será que el tiempo le hizo pensar, pero no su tiempo, si no el de esa persona con la que compartía una gran afinidad en muchos aspectos. Tantas cosas en común compartían como evidentes diferencias intentaban en ocasiones separalas. El caso es que ese día que ya llevaba siendo esperado algún tiempo (aunque no demasiado tampoco) y que pintaba de color de rosa, tornó su color a granate, que no negro. Durante esas tres lunas de espera, advirtió, no había recibido ni una sola llamada de aquella que solía atormentarla con tres charlas diarias. ¿Qué estaba pasando? Fue por esta observación por lo que esa tarde de lluvia necesitaba urgentemente una taza de chocolate con churros en la cocina de su casa, de su casa de verdad. Fue un déjà vu  de un momento de su infancia, estaba segura. Sin embargo se dio cuenta de que esa tarde había cambiado tal situación por la compañía de otra persona que desde hacia ya varios meses, le dejaba sin aliento. El tiempo pasa, y por fin su espejo y polo opuesto lo había aceptado. Con todos estos pensamientos rondando su cabeza y mezclándose con los puñales que también parecían cruzar dentro de ella, comenzó a prepararse. Al menos le había hecho ilusión su regalo, pensó. No había cosa en el mundo que más le gustase que ilusionar a la gente que de verdad quería, y esto a la vez le emocionaba, aunque ella no fuese por definición una chica sensible. Cuando terminó, cogió todo y salió por la puerta, no sin que antes y sin tenerlo planeado, la idea de cambiar su rumbo y tomar un bus hacia la estación se le pasase por la cabeza. Al fin y al cabo las afinidades ganaban a las diferencias y cómo no, la quería. Y no poco.

B. 

jueves, 25 de agosto de 2011

Pero la luna sigue ahí.

Volví a caer, a las noches de palabra, palabra vacía, vacía de ti.
Al echar de menos, menos que nunca, pero nunca sin ti.
A los pasos en falso por falsos problemas, problemas por ti.
A los "hoy no se vivir", vivir no es esto, esto todo ha cambiado, cambiado sin ti.
Sin ti diferente, diferente sentido, sentido incomún.
Incomunes calles, calles desiertas, desiertos helados.
Helado corazón, corazón en pausa, pausa que el tiempo adelanta y marcha de aquí.
Aquí nunca, siempre lejos, cerca de ti.
Tú indefinible, indefinidos gestos, gestos que besan y besos al viento.
Viento que arropa y ropa en el suelo.
Y viento en mi.

B.

jueves, 11 de agosto de 2011

martes, 19 de julio de 2011

B.

No digáis que, agotado su tesoro,
de asuntos falta, enmudeció la lira;
podrá no haber poetas; pero siempre
habrá poesía.

Mientras las ondas de la luz al beso
palpiten encendidas,
mientras el sol las desgarradas nubes
de fuego y oro vista,
mientras el aire en su regazo lleve
perfumes y armonías,
mientras haya en el mundo primavera,
¡habrá poesía!

Mientras la ciencia a descubrir no alcance
las fuentes de la vida,
y en el mar o en el cielo haya un abismo
que al cálculo resista,
mientras la humanidad siempre avanzando
no sepa a dó camina,
mientras haya un misterio para el hombre,
¡habrá poesía!

Mientras se sienta que se ríe el alma,
sin que los labios rían;
mientras se llore, sin que el llanto acuda
a nublar la pupila;
mientras el corazón y la cabeza
batallando prosigan,
mientras haya esperanzas y recuerdos,
¡habrá poesía!

Mientras haya unos ojos que reflejen
los ojos que los miran,
mientras responda el labio suspirando
al labio que suspira,
mientras sentirse puedan en un beso
dos almas confundidas,
mientras exista una mujer hermosa,
¡habrá poesía!




Gustavo Adolfo Bécquer